jueves, 27 de agosto de 2009

El poder de las palabras
Por Daisaku Ikeda


Una conversación sincera de vida a vida puede suavizar y derretir hasta corazones congelados.Tengo recuerdos intensos de encuentros con personas cuyas voces y palabras me han conmovido a través de los años. Uno de ellos que me viene en mente sucedió durante la visita a la región de Guilin de China, una bella tierra montañosa, con neblina y ríos.Caminando, nos encontramos con dos jóvenes muchachas de 15 ó 16 años, vendiendo hierbas medicinales cerca de un río. Ellas llevaban una cesta llena de hierbas e invitaban a los transeúntes con vibrante voz a comprar sus mercancías. "Ni hao (hola)" las llame. "Ni hao" me sonrieron: "Ofrecemos cualquier tipo de medicina. Escojan las que quieran."Sonreí del buen humor de ellas y pregunté: "¿Tiene algo para ponerme más inteligente?" Se quedaron sorprendidas, pero sólo por un instante: "lo siento, acabamos de vender el último."Nuestro grupo estalló en risas a esa ingeniosa respuesta y sentimos calidez como si una suave brisa primaveral nos hubiera rozado. Como dice un proverbio chino: "Aun una simple palabra dicha desde la bondad puede entibiar el corazón en el peor invierno".Recuerdo con cariño que mi esposa y yo terminamos comprando hierbas como recuerdo y a veces me pregunto cómo estarán estas muchachas y sus familias. Creo que el diálogo sincero de vida a vida puede suavizar y derretir hasta los corazones congelados. Hablar con alguien cara a cara puede cambiar la vida de esa persona y la vida de uno mismo.Hoy en día vivimos en medio de un diluvio de información desalmada. Mientras más nos apoyamos en una comunicación unidireccional, como lo es la radio, la TV o la comunicación escrita, más siento la necesidad de insistir en el valor del sonido de la voz humana. La simple, pero preciosa interacción de voz a voz, persona a persona; el intercambio de vida a vida. Admiro a personas como el gobernador Frivaldo de la provincia de Sorsogon. Me dijo que a menudo se encontraba con su gente de igual a igual. Comparado con la facilidad de presentarse con una imagen artificialmente pulida, hacer este ejercicio puede parecer tedioso. Pero a través de sus pacientes esfuerzos, entiendo que el Sr. Frivaldo haya podido ganarse un verdadero respaldo y confianza.En una conversación cara a cara, el oyente puede formular preguntas o estar en desacuerdo con su interlocutor y esto puede provocar en él que a su vez se ponga a reflexionar sobre sus propios puntos de vista. El proceso es dinámico y multifacético, creando goce mutuo y entendimiento.Por mi parte, me encanta hablar con todo tipo de gente de todas partes del mundo. Siempre aprendo algo nuevo y encuentro estimulante estar expuesto a diferentes maneras de pensar. Esta es una forma de nutrirse espiritualmente.Mi experiencia ha sido que no importa cuán fuerte puede ser la incertidumbre inicial o la hostilidad que otra persona pueda sentir hacia uno, si se acerca a ella con completa sinceridad y le dice la verdad, ésta le responderá invariablemente de la misma manera.Recuerdo haber sostenido un diálogo con representantes del Islam. Unos amigos trataron de convencerme que sería muy difícil pero sentí que no podíamos tener tales prejuicios. Nunca se sabe lo que se puede lograr antes de haber probado. Sugerí que el diálogo no tenía porque ser sobre la doctrina religiosa. Podríamos empezar hablando de los problemas que todos tenemos como seres humanos, enfocados hacía la cultura y la educación. También podríamos hablar del deseo de paz, algo compartido por la gente en todo el mundo.Una conversación cara a cara puede parecer muy sencilla, pero en realidad es la más poderosa herramienta que tenemos para generar cambios positivos. Podemos intercambiar ideas en un nivel muy humano y personal con una base de respeto y fe en la bondad esencial del otro.Todos somos iguales y no hay nadie superior o inferior.El escritor francés Montaigne amaba el diálogo y siempre tenía una mente abierta. Él decía: "Ningún planteamiento me sorprende, ninguna creencia me ofende, no importa cuán opuesta pueda ser a la mía." Para él, el diálogo significaba la búsqueda de la verdad, encontrarla y abrazarla sin importar de quien viniera. Como tenemos dos oídos y una sola boca, quizás deberíamos escuchar dos veces más de lo que hablamos. Ciertamente si somos rígidos o prejuiciados nadie se acercará a nosotros con corazón abierto.A veces nuestros intentos para empezar un diálogo pueden ser menospreciados o ignorados. Debemos recordar que el rechazo y las decepciones son inevitables en la vida y seguir intentándolo. Mantener un diálogo requiere de mucha paciencia y perseverancia. Necesitamos desarrollar un fuerte sentido del yo que nos permita ver claramente las emociones de la otra persona y acercarnos con calma pero progresivamente a sus corazones.El obstáculo más grande para un diálogo exitoso es generalmente el excesivo apego al propio punto de vista. Por ejemplo, un desacuerdo entre un padre y su hijo no puede ser solucionado mientras el padre ve las cosas como padre y el hijo como el hijo.Dentro de un diálogo genuino es mejor si podemos ver cualquier tipo de confrontación como otra forma de conectarnos. Si padre e hijo pueden verse a sí mismos compartiendo un fin común, -lograr una familia unida- las cosas pueden cambiar sorpresivamente hacia lo mejor. Mientras más elevado sea el sentimiento que nos une, más podremos abrazar a los que difieren de nosotros y asegurar ese diálogo nos llevará hacia una salida fructíferaTanto si el problema viene de una sola familia o de una escala internacional, si los que están involucrados pueden ver las cosas desde una perspectiva elevada, con un propósito común, los engranajes del diálogo se dirigirán hacia una dirección positiva.Si más gente se dedicara a un diálogo de una manera definitivamente abierta, estoy seguro de que los inevitables conflictos de la vida humana conseguirían una solución más fácilmente. Los prejuicios dejarían camino al entendimiento y la guerra a la paz. El diálogo genuino resultará en la transformación de puntos de vista opuestos, transformando las brechas que separan a la gente en puentes que las unen

Los Diez Estados

Los Diez Estados de la Vida Tristeza, felicidad, ira, avaricia, estupidez, misericordia, ansias de aprender... todas estas palabras representan estados interiores que todos experimentamos.
Muchos preferimos dejarnos manejar por las circunstancias, pero el Budismo nos enseña a tomar parte activa en el control de nuestras vidas.
Los Diez Estados (jikkai) indican diez condiciones en las que una entidad de vida se manifiesta en el curso del tiempo.
El factor primordial en la postulación de los Diez Estados es la sensación subjetiva experimentada por el "yo" en las profundidades de cada vida individual.
1) Infierno (jigoku): en su tratado "El verdadero objeto de veneración", Nichiren Daishonin establece que "la furia es el estado de Infierno". (1) Esta es una condición en la que uno está dominado por el impulso furioso de destruir y de atraer la ruina sobre sí mismo y sobre los demás. Concretamente, este estado representa el sufrimiento y la desesperación más extremos.2) Hambre (gaki): en el mismo tratado se lee: "la codicia es el estado de Hambre". En esta condición, uno está sometido a un insaciable deseo egoísta de riquezas, fama y placer, que jamás puede ser enteramente satisfecho.3) Animalidad (chikusho): también el tratado se refiere a esta condición y dice que "la estupidez es el estado de Animalidad". Cuando está presente, uno se deja llevar por el impulso de los deseos e instintos, pues carece de la sabiduría para controlarse.
4) Ira (shura): "la perversidad es el estado de Ira". Conciente de su propio yo, pero dominado por el egoísmo, uno es incapaz de comprender las cosas como son y menosprecia y agrede la dignidad de los demás.5) Humanidad (nin): "El verdadero objeto de veneración" estipula que "la calma es el estado de Tranquilidad". En este estado, en que uno es capaz de controlar temporariamente sus deseos e impulsos mediante la razón, se puede vivir una vida pacífica, en armonía con el entorno y con otras personas.6) Éxtasis (ten): "la dicha es el estado de Éxtasis". Esta es una condición en la que existen el contento y la alegría por haberse liberado del sufrimiento, y la satisfacción de haber concretado algún deseo.7) Aprendizaje (shomon): los seis estados anteriores, desde Infierno hasta Éxtasis, surgen por el imperio de los impulsos o deseos, pero quedan bajo el absoluto control de las restricciones que les impone el entorno y son extremadamente vulnerables a las diferentes circunstancias. Aprendizaje, por el contrario, es una condición que se experimenta cuando uno lucha por un estado de satisfacción y estabilidad, mediante la reforma y el desarrollo de la propia vida. Concretamente, shomon es la condición en la que uno se dedica a forjar una vida mejor, aprendiendo de las ideas, el conocimiento y las experiencias de sus antecesores y contemporáneos.8) Comprensión Intuitiva (engaku): es una condición similar a la de Aprendizaje, porque en ambas se realiza una lucha por reformarse a uno mismo. (2) Pero lo que los diferencia es que, en el estado de Comprensión Intuitiva, en vez de intentar aprender de lo que lograron los antecesores, uno trata de dominar el proceso de la propia transformación mediante la observación directa de los fenómenos.9) Bodhisattva (bosatsu): es un estado signado por la misericordia, en el que el individuo se dedica a la felicidad de los demás, aunque ello implique sacrificios. Las personas de Aprendizaje y Comprensión Intuitiva tienden a carecer de misericordia y a llegar a extremos en la búsqueda de la propia perfección. Por el contrario, un bodhisattva descubre que el camino hacia ella radica en la acción misericordiosa de salvar a otros del sufrimiento.10) Budeidad (butsu): esta condición se alcanza cuando uno logra la sabiduría de percibir la realidad última de su propia vida y adquiere la infinita misericordia de dirigir constantemente sus acciones hacia objetivos benevolentes; cuando desarrolla un yo eterno y una pureza absoluta en su vida, que nada puede mancillar. La Budeidad es un estado ideal que se puede alcanzar a través de la práctica budista. Empero, puesto que ninguna condición de vida es estática, la Budeidad no debe ser considerada el objetivo final; por el contrario, es algo que uno experimenta en la profundidad de su ser al tiempo que continúa actuando con benevolencia en su vida diaria. En otras palabras, la Budeidad se manifiesta diariamente en la conducta del bodhisattva: buenas acciones y actos misericordiosos. (3)
Nichiren Daishonin es el Buda original que ha estado iluminado eternamente a la verdad última de la Ley Mística, desde el infinito pasado de kuon ganjo (tiempo inmemorial).
Sin embargo, su comportamiento fue el del Bodhisattva Jogyo, adalid de los Bodhisattvas de la Tierra.
En un sentido amplio, todas las personas que practican con fe firme en el Budismo del Daishonin se comportan como los Bodhisattvas de la Tierra, pero son, en realidad, Budas.
La teoría de la POSESIÓN MUTUA de los diez estados explica que, si bien cada persona tiene un estado de vida BÁSICO, también experimenta los otros estados.
Todos los estados tienen un aspecto positivo y otro negativo. Cuando uno eleva su estado de vida mediante la práctica de la Ley tiene la capacidad de tomar el aspecto positivo aún de los estados inferiores (por ejemplo el infierno le permite entender el sufrimiento de los demás, los deseos le permiten avanzar en la vida, los instintos le ayudan a sobrevivir).
Se dice que el hombre sabio (bodhisattva y buda) no se deja abatir por los infortunios ni se deja elevar por sus logros; él sabe que la verdadera felicidad nace desde el interior y es plena sólo cuando también hace felices a otros.
_____________________________________________Notas:¹ Los principales escritos de Nichiren Daishonin, vol. 1, pág. 52.² Los principales escritos de Nichiren Daishonin, vol 1, pág.53.³ Las cuatro características esenciales de la Budeidad están representadas por los cuatro adalides de los Bodhisattvas de la Tierra Jogyo (Conducta Superior), Muhengyo (Prácticas Ilimitadas), Jyogyo (Prácticas Puras) y Anryugyo (Firmemente Establecidas). Es decir, los cuatro bodhisattvas corresponden a las cuatro virtudes verdadero yo, eternidad, pureza y felicidad. Se puede considerar que la virtud de Jogyo simboliza la integridad absoluta e indestructible del yo. El bodhisattva Muhengyo representa el estado de libertad ilimitada por toda la eternidad. Jyogyo indica la pureza absoluta de la vida, en que el mal o la naturaleza egoísta quedan relegados a un estado latente, inexpresado. Anryugyo implica una vida feliz y placentera, de completa plenitud.

http://www.sgich.cl/DiezEstados.htm

Valorizar la diversidad por Daisaku Ikeda


Aquellos que pueden disfrutar las diferencias y descubrir en ellas la belleza más grande y el mayor valor, son expertos en la vida.La vida es diversa, los seres humanos son diversos. Ese es el modo natural en que opera la naturaleza.Durante mi primera visita a los Estados Unidos, presencié un incidente en un parque de la localidad, donde un niño afroamericano se iba corriendo humillado e iracundo, luego de haber sido excluido del juego por sus compañeros blancos. Puede que haya sido un pequeño e insignificante episodio, pero vislumbré que detrás del mismo se ocultaba el oscuro abismo del prejuicio. Este hecho me hizo reflexionar profundamente acerca del problema de la discriminación étnica.Trágicamente, diferencias de cultura, nacionalidad o religión han sido usadas una y otra vez para dividir y clasificar a la gente en categorías, así como para discriminar a ciertos grupos. La historia ha sido testigo de las divisiones entre los miembros de la gran familia humana y de cómo éstos han sido conducidos de un interminable conflicto a otro.Me parece que los Estados Unidos es el país con mayor diversidad cultural en el mundo, y por esa razón tiene el potencial de convertirse en una nación ideal, transformando la energía de culturas diferentes en un esfuerzo compartido de construcción. Los japoneses aún tenemos que aprender y crecer mucho al respecto. Los coreanos y otros asiáticos que viven en Japón todavía sufren terribles discriminaciones y los japoneses en general tenemos muy poco aprecio por el valor de la diversidad.Los encuentros entre diferentes culturas no son siempre amistosos. La realidad de intereses opuestos y hasta de hostilidad debería ser tomada en cuenta. Entonces, ¿qué se puede hacer para promover las relaciones armoniosas?El budismo enseña que debemos buscar la armonía en un nivel más profundo. Debemos lograr un nivel de misericordia suficientemente profundo que nos permita encontrar nuestro humanismo natural y trascender nuestras diferencias con los otros. Esto no es una negación del yo individual, más bien es la fusión del yo con otro, una expansión del yo limitado, el cual está comprimido por nuestro ego, hacia un yo expandido cuya escala es tan ilimitada e irrestricta como el universo.En una ocasión conversé con un hombre afroamericano quien me dijo que siempre había estado obsesionado por sus raíces. Él no lograba deshacerse de la idea de que su gente había sido traída a América como esclavos. Esta idea estaba siempre rondando sus pensamientos. Luego, él continuó diciendo: "Estoy seguro de que la gente blanca abriga pensamientos similares acerca de nosotros. Están renuentes a tratar como sus iguales a descendientes de individuos que alguna vez fueron esclavos. Por esa razón, yo despreciaba a los norteamericanos blancos. Era imposible para mí apreciarlos cuando rememoraba cómo nosotros, nuestros padres, nuestros abuelos y nuestros ancestros hemos sido explotados, maltratados y discriminados por el hombre blanco.""Desde niño, cada vez que era maltratado o sufría discriminación, me sacaban en cara que yo era negro. Llegué hasta el punto de deplorar la sangre que corría por mis propias venas. Cuando conocí la visión budista de las interconexiones de toda vida, eso colocó todo el tema de las diferencias raciales en la perspectiva correcta. Comprendí que había estado atrapado en enfatizar las diferencias en el color de nuestra piel."Tratar de localizar las "raíces" de nuestra identidad en un grupo racial o étnico particular es una ilusión. Es como un espejismo en el desierto. Tal sentido de identidad, lejos de servir como una base común de pertenencia compartida por todos, sólo realza las diferencias entre uno y los otros, y se convierte en una causa fundamental de conflicto y agresión. De hecho, si los miembros de cada grupo se retiran, buscando sólo sus propias raíces y orígenes, la sociedad puede resquebrajarse en mil pedazos, dividiendo un vecino contra otro y ocasionando resultados trágicos.Lo que se necesita hoy en día es una transformación fundamental de nuestro entendimiento de lo que significa ser humano. No debemos someternos a una nacionalidad o a una etnia. No debemos pensar que somos impotentes. No debemos considerarnos esclavos de nuestros genes. Fundamentalmente, tenemos un inmenso e ilimitado potencial. En esencia, cada ser humano es uno con el universo. ¡Cada individuo posee un inmenso poder y un infinito valor!Hay mucha gente que ha sufrido heridas terribles, amargas penas y aflicciones como resultado de la discriminación. Mientras las reformas legales y otras reformas pueden ofrecer algo de protección contra este hecho, esto no será suficiente para proporcionar felicidad a la gente, debido a que la causa fundamental es el prejuicio y la predisposición que está profundamente enraizada en los corazones de la gente. A menos que las personas cambien sus sentimientos, la misma discriminación se continuará manifestando en formas aún más despreciables.Es vital establecer en el corazón de cada persona una nueva y más profunda visión del ser humano, una visión que realce la dignidad inherente y la igualdad de todos los seres humanos. Yo creo que la solución más acertada al problema de la discriminación racial es una Revolución Humana, una reforma interior en las profundidades de la vida de los individuos para transformar el egoísmo que justifica el sometimiento de otros, y reemplaza por una visión llena de misericordia que no ve deferencias entre uno mismo y los otros y se esfuerza por lograr la coexistencia entre toda la gente.La discriminación es absolutamente maligna. Aquellos cuyas mentes están atrapadas en el engaño perjudican la vida de los demás, así como la propia.Una vez un estudiante con una incapacidad física me pidió consejo acerca de cómo enfrentar la discriminación y la intimidación. Mi recomendación fue que él tenía que fortalecerse. Eso también forma parte de la lucha por el reconocimiento del valor de cada individuo único y diferente, la lucha por los derechos humanos.Lograr que nuestros derechos sean reconocidos por otros no se refiere simplemente a lograr que la gente se comporte favorablemente hacia nosotros. Debemos vivir con dignidad y estar orgullosos de nosotros mismos como individuos, sin importar cuál sea nuestra situación. Aquellos que nos ridiculizan o se burlan de nosotros son crueles y están equivocados por ignorar nuestro derecho a ser tratados como seres humanos. Nunca debemos dejar que sus burlas nos alcancen. El desarrollar nuestra propia fortaleza de carácter es una victoria para los derechos humanos.Siempre he creído que debemos reconocer las diferencias y, debido a ellas, esforzarnos más aún para llegar a conocernos y comprendernos los unos a los otros como seres humanos. Aquellos que pueden disfrutar las diferencias y descubrir en ellas la belleza más grande y el mayor valor son expertos en la vida.La Tierra nos nutre a todos. Revitaliza a todo la gente sin distinción. Un vibrante manantial de pura misericordia surge de su suelo, y si podemos encontrar nuestras más profundas raíces en ese manantial que sustente toda la vida, entonces las diferencias superficiales de género y etnia no sólo dejarán de dividirnos, sino que nos enriquecerán a todos.


http://www.sgich.cl/Valorizar_la_diversidad.htm

Para mis amigos

En esta sección encontrará guías del Presidente de la SGI Daisaku Ikeda publicadas en el Periódico japonés Seikyo Shimbun

¡Comencemos a desafiar nuestro desarrollo personal, rompiendo las paredes que nosotros mismos hemos construido en nuestro corazón! Este es el proceso de la revolución humana.


El gosho afirma: "El invierno siempre se convierte en primavera" (*). ¡Desafiándonos cada día con rigurosa fortaleza, creamos causas para una vida victoriosa! ¡Triunfemos y abramos el camino hacia una primavera plagada de felicidad y buena fortuna en nuestros respectivos campos de acción!

http://www.sgich.cl/para-mis-amigos.htm

Josei Toda (1900 - 1958)

Educador, editor y empresario que, como segundo presidente de la Soka Gakkai, reconstruyó la organización budista laica después de la Segunda Guerra Mundial, haciendo de ésta un movimiento popular lleno de dinamismo.

Josei Toda nació el 11 de febrero de 1900. Al llegar a Tokio procedente de la norteña isla de Hokkaido, cuando tenía poco más de veinte años, encontró un empleo como maestro en la escuela en donde Tsunesaburo Makiguchi era el director.

Impresionado por las ideas sobre la educación de Makiguchi, pronto estuvo bajo su tutela. En 1928 siguió a Makiguchi en su decisión de practicar el Budismo de Nichiren Daishonin. En 1930, ambos fundaron la Soka Kyoiku Gakkai, predecesora de la Soka Gakkai.

Cuando Japón entró en la Segunda Guerra Mundial, Toda y Makiguchi fueron arrestados por oponerse a las políticas del gobierno militarista. Durante su confinamiento, Toda se consagró al estudio y la práctica del budismo de Nichiren, llegando a dilucidar profundamente sus principios. Sus esfuerzos lo llevaron a una comprensión esclarecida de que la budeidad es un potencial inherente a toda vida y ahondó su convicción en que toda la gente podía manifestar esta condición de vida iluminada a través de la práctica de las enseñanzas de Nichiren.

Al salir de la prisión cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial, Toda comenzó a reconstruir la derrumbada Soka Kyoiku Gakkai, y le cambió el nombre a Soka Gakkai (Sociedad para la Creación de Valor).

Toda enseñaba que, a través de la práctica budista y de una transformación motivada en el interior del individuo, o "revolución humana", todas las personas podrían cambiar su destino para bien.

Este mensaje tuvo una poderosa resonancia entre mucha gente que sufría de pobreza, enfermedad y otros retos que enfrentaban en el caos de la pos guerra en Japón. Más aún, la inquebrantable confianza de Toda en el poder de la filosofía de Nichiren y su habilidad para traducir los profundos conceptos del Budismo en una guía práctica para la vida diaria, reavivaron la esperanza y el valor de la gente.

Antes de morir, en 1958, Toda había construido una organización de cerca de un millón de miembros y cimentado las bases para la impresionante propagación del budismo de Nichiren en el extranjero.

El legado de paz de Toda es también recordado por su posición intransigente en contra de las armas nucleares, a las que se refirió como absolutamente malignas y dijo también que representaban una amenaza al derecho inalienable de las personas a la vida.

Toda exhortó a los miembros jóvenes de la Soka Gakkai a trabajar por la abolición de las armas nucleares. Su declaración contra las armas nucleares, hecha en 1957, ha sido la inspiración para las actividades de la organización en favor de la paz.


http://www.sgich.cl/toda.htm

Orientaciones del presidente de la SGI Daisaku Ikeda

Desarrollar la sabiduría para gozar una existencia satisfactoria
Tomar conciencia para no sufrir ningún tipo de enfermedad o accidente, sería una de las sabidurías del ser humano para salvaguardarse de tales infortunios, así como para gozar plenamente de la vida. Si uno ora consciente de ello, esa oración se convertirá en un potencial que lo protegerá. La negligencia de hacer caso omiso a los peligros que nos rodean y la falta de consciencia acrecientan las posibilidades para que estos males ocurran. Aquí yace la sutil importancia del ichinen o la determinación que uno toma.
Jamás debemos olvidar que las funciones negativas no afectan a aquellos que luchan y se esfuerzan tenazmente en pos del kosen-rufu, sino que se introducen en la vida de aquellos que toman actitudes indiferentes y critican a los demás.

La oración es un manantial del que emana la victoria
Así se trate de la vida o del Kosen-rufu, la fuente de todos nuestros triunfos es el daimoku. Es nuestra oración vehemente y vigorosa. Al invocar el daimoku podremos abrirnos paso aún en medio de las funciones negativas de los demonios y pese a las perversas artimañas de las personas corruptas y mal intencionadas.
La postura de basarnos en el daimoku como factor primordial en toda circunstancia, es decir orar sinceramente antes de llevar a cabo una acción, representa en sí la suprema sabiduría y la fuente del mayor potencial que podamos extraer de nosotros mismos.

SGI USA