sábado, 25 de septiembre de 2010

Las nueve conciencias

La enseñanza budista de las nueve conciencias ofrece la base para un entendimiento completo de quiénes somos, de nuestra verdadera identidad. También ayuda a explicar cómo ve el budismo la eterna continuidad de nuestras vidas a lo largo de los ciclos de nacimiento y muerte. Esta perspectiva sobre el ser humano es el fruto de miles de años de intensa investigación introspectiva en la naturaleza de la conciencia. Históricamente, sus fundamentos están en los esfuerzos por experimentar y explicar la esencia de la iluminación de Shakyamuni bajo el árbol bodhi hace unos 2.500 años.

Las nueve conciencias pueden ser interpretadas como diferentes niveles de conciencia que están operando constantemente juntas para crear nuestra vida. La palabra sánscrita vijnana, que se traduce como conciencia, incluye una amplia gama de actividades, incluyendo sensaciones, cognición y pensamientos conscientes. Las primeras cinco conciencias son los sentidos de la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto. La sexta conciencia es la función que integra y procesa los diversos datos sensoriales para formar un cuadro o pensamiento general, identificando qué es lo que nos están comunicando los cinco sentidos. Es principalmente con estas seis funciones de la vida que realizamos nuestras actividades diarias.

Debajo de este nivel está la séptima conciencia. A diferencia de esos niveles de conciencia que están dirigidos hacia el mundo exterior, la séptima conciencia está dirigida hacia nuestra vida interior y es, en buena parte, independiente de los datos sensoriales. La séptima conciencia es la base de nuestro sentido de identidad. El apego a un “yo”, que es distinto y está separado de los demás, tiene su base en esta conciencia. También allí se halla nuestro sentido de lo correcto y lo errado.

Debajo de la séptima conciencia, el budismo aclara un nivel más profundo, la conciencia ālaya u octava, también conocida como la conciencia imperecedera o almacén. Es aquí donde reside la energía de nuestro karma. Mientras que las primeras siete conciencias desaparecen con la muerte, la octava conciencia persiste a través de los ciclos de la vida y la muerte –la actividad y la latencia. La conciencia ālaya puede ser concebida como el flujo de la vida que apoya las actividades de las otras conciencias. Las experiencias descritas por quienes han muerto clínicamente y, posteriormente, han revivido, podrían ser consideradas como sucesos ocurridos en el límite entre la séptima y la octava conciencias.

La comprensión de estos niveles de conciencia y la interacción entre ellos puede ofrecer una idea valiosa de la naturaleza de la vida y del yo, así como señalar la solución de los problemas fundamentales que confronta la humanidad.

Las enseñanzas budistas explican que existen falsas percepciones profundamente arraigadas en la séptima conciencia respecto a la naturaleza del “yo”. Esta ilusión surge de la relación entre la séptima y la octava conciencias, y se manifiesta como un egoísmo fundamental.

Las enseñanzas budistas describen que la séptima conciencia surge de la octava, es decir, la séptima conciencia siempre está enfocada en la octava, y la persona la percibe como algo fijo, único y aislado de todo lo demás. La realidad es que la octava conciencia está en un estado de flujo continuo. En este nivel, nuestra vida interactúa constantemente, ejerciendo una profunda influencia sobre cada uno de los otros niveles. De esta manera, la percepción de un yo fijo y aislado que se genera en la séptima conciencia, es falsa.

La séptima conciencia también es el asiento del temor a la muerte. Al no poder percibir la verdadera naturaleza de la octava conciencia como un flujo imperecedero de energía vital, se imagina que con la muerte, la octava conciencia se extinguirá permanentemente. El temor a la muerte, así, tiene sus raíces en los profundos niveles del subconsciente.

La falsa percepción de que la octava conciencia es el verdadero yo también es conocida como “ignorancia fundamental”, y aleja al individuo de la posibilidad de captar su interrelación de los demás seres. Este sentido del yo, separado y aislado de los demás, es lo que origina la discriminación, la arrogancia destructiva y la codicia desenfrenada. El saqueo que la humanidad hace del medio ambiente natural, es otro resultado obvio.


El budismo postula que nuestros pensamientos, palabras y acciones invariablemente crean una impresión en los profundos niveles de la octava conciencia. Esto es lo que los budistas denominan karma. Por lo tanto, la octava conciencia es referida a veces como el “almacén del karma” –el lugar donde se “almacenan” las “semillas” kármicas. Estas semillas o energía latente pueden ser positivas o negativas; la octava conciencia permanece neutral e igualmente receptiva a cualquier tipo de impresión kármica. La energía se hace manifiesta no sólo cuando las condiciones son propicias. Las causas positivas latentes pueden hacerse manifiestas no sólo como efectos positivos en la vida, sino también como funciones psicológicas positivas tales como la confianza, la no violencia, el autocontrol, el amor compasivo y la sabiduría. Las causas latentes negativas pueden manifestarse en diversas formas de ilusión y comportamiento destructivo, y dan lugar a sufrimiento para nosotros mismos y para los demás.

Si bien la imagen de un almacén es útil, una imagen más adecuada podría ser la de un furioso torrente de energía kármica. Esta energía está moviéndose constantemente y configurando nuestra vida y nuestra experiencia. Nuestros pensamientos y las acciones resultantes se realimentan de este flujo kármico. La calidad del flujo kármico es lo que hace de cada uno de nosotros seres distintos –es lo que da forma a nuestro “yo” único. El flujo de energía está cambiando constantemente, pero, como un río, mantiene una identidad y consistencia incluso atravesando sucesivos ciclos de vida y muerte. Es este aspecto de fluidez, esta falta de fijeza, lo que abre la posibilidad para transformar el contenido de la octava conciencia. Por todo esto una adecuada interpretación del concepto de karma, difiere totalmente a lo que pudiera entenderse como un destino inmutable o inevitable.

La cuestión, por lo tanto, es cómo incrementar el balance de karma positivo. Ésta es la base para las diversas formas de práctica budista que buscan imprimir causas positivas en nuestra vida. Pero cuando estamos atrapados en un ciclo de causas y efectos negativos, es difícil evitar hacer más causas negativas, y es aquí cuando nos dirigimos al nivel de conciencia más fundamental, la conciencia amala o novena.

Esta puede ser interpretada como la vida del cosmos en sí; también es considerada la conciencia esencialmente pura. No manchada por las funciones del karma, esta conciencia representa nuestro yo verdadero y eterno. El aspecto revolucionario del budismo de Nichiren es que busca, directamente, hacer emerger la energía de esta conciencia –la naturaleza iluminada del Buda– purificando así los otros niveles de conciencia más superficiales. El surgimiento del gran poder de la novena conciencia cambia incluso los patrones afianzados del karma negativo de la octava conciencia. Debido a que la octava conciencia trasciende los límites del individuo, fusionándose con la energía latente de la familia, el grupo étnico, y también con la de los animales y las plantas, un cambio positivo en esta energía kármica se convierte en una “rueda dentada” para el cambio en la vida de otras personas. El presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, lo describe diciendo “Cuando activamos esta conciencia esencialmente pura, la energía del karma positivo y negativo que poseemos se encauza hacia la creación de valor; la mente o conciencia (...) de la humanidad reciben el flujo de esta corriente vital caracterizada por la misericordia y la sabiduría”. Nichiren identificó la práctica de invocar la frase Nam-myoho-renge-kyo como el medio básico para activar la novena conciencia en nuestra vida.

Conforme los niveles de conciencia se transforman, cada uno de ellos da lugar a extraordinarias formas de sabiduría. La sabiduría que se halla, inherentemente, en la octava conciencia nos permite una percepción perfectamente clara de nosotros mismos, de nuestra experiencia y de los demás fenómenos. También nos permite captar profundamente la interrelación e interdependencia de todas las cosas. Conforme se transforma la profundamente arraigada ilusión que yace en la séptima conciencia, la persona logra superar el temor a la muerte, y la agresión y la violencia que provienen de este temor. Surge una sabiduría que nos hace posible percibir la igualdad fundamental de todos los seres vivientes y tratarlos sobre una inmutable base de respeto. Este tipo de transformación y sabiduría es lo que, en el fondo, necesita nuestro mundo actual.




[Cortesía de la revista SGI Quarterly, edición de abril de 2004.]

Rissho Ankoku – Asegurar la paz para el pueblo

En lo fundamental, el budismo adopta una visión positiva de la vida humana. Su mensaje esencial es que todo individuo posee dignidad y potencial sin límites.

En el Sutra del loto, la escritura que es reconocida en la tradición de Nichiren como la más elevada, la enseñanza más completa de Shakyamuni, aparece la imagen de una torre de los tesoros masivamente engalanada con joyas para ilustrar la belleza, dignidad y el inapreciable valor de la vida.

Si comprendemos verdaderamente que la vida es el más valioso de todos los tesoros, valoramos la nuestra y la de los demás. Desde esta perspectiva es evidente que la guerra, el abuso y la crueldad, deben ser absoluta y totalmente rechazados, y que la paz debe ser nuestra inquebrantable meta.

Si la sociedad abrazara esta perspectiva del valor de la vida, la prevención de la violencia y el tratamiento de todas las formas de sufrimientos se convertirían en las principales prioridades de la humanidad, en oposición a la acumulación de riqueza material y poder. Quienes nutren y cuidan la vida –los padres, las enfermeras, los médicos y los profesores– serían tratados con el máximo respeto.

Pero lo común es que la humanidad manifieste una gran incapacidad para creer plenamente en el valor de la vida –tanto la propia como la de los demás– o que logre apreciarla en su verdadera dimensión. Y, aún cuando lo aceptemos en teoría, actuar día tras día sobre la base de esa valoración es sumamente difícil. Cuando afrontamos un conflicto interpersonal muy amargo seguimos experimentando venenosos pensamientos de envidia y odio, y hasta llegamos a sentir deseos de dañar a la otra persona o de que, de una u otra manera, "desaparezca del camino".


Transformación interior

La Constitución de la Unesco dice que "puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz". De manera similar, el budismo enseña que sólo una transformación interior de nuestra vida, desde el nivel más profundo, puede hacer que nuestra misericordia sea más fuerte que nuestro deseo egoísta por ganarle a los demás o utilizarlos. Nos ofrece enseñanzas y herramientas que nos permiten efectuar este tipo de transformación esencial.

El budismo ve la vida como una lucha entre las fuerzas del bien y las fuerzas del mal. El bien es definido como la naturaleza creativa y misericordiosa inherente a las personas, su deseo de ser felices y de que los demás también lo sean. El mal es definido como aquello que divide y quiebra nuestro sentido de conexión, impulsándonos a una competencia por utilizar y dominar a otros, antes de que nos lo hagan a nosotros.

Durante la vida de Nichiren, en el Japón del siglo XIII, una serie de desastres naturales –terremotos, inundaciones, pestes e incendios– habían devastado al país. Los sufrimientos de las personas comunes eran enormes. La determinación de Nichiren por descubrir la causa fundamental de esta miseria lo llevó a estudiar y analizar las estructuras de creencia que subyacían a la sociedad. Específicamente, él estaba consciente de que, aun cuando el país estaba lleno de templos y sacerdotes budistas, de alguna manera sus oraciones y acciones no se estaban traduciendo en la forma de paz y seguridad para las personas.

Nichiren sintió que el desorden evidente en el mundo reflejaba el desorden dentro de los seres humanos. Tal como lo describió, "En un país donde los tres venenos [avaricia, ira y estupidez] prevalecen en semejante medida, ¿cómo puede haber paz o estabilidad? (...) El hambre se genera como resultado de la avaricia, las pestes son el fruto de la necedad; la guerra, hija de la ira". Él estaba convencido de que sólo el budismo podía darle al pueblo el poder para erradicar estos venenos espirituales de su vida, pero como resultado de un amplio estudio, concluyó que el budismo, tal como estaba siendo practicado en su época, estaba alentando a una pasividad que hacía a las personas vulnerables al dominio de estos venenos en lugar de capacitarlos para superarlos.


Felicidad aquí y ahora

Nichiren rechazó, específicamente, la creencia prevaleciente de que todo lo que el budismo podía ofrecer era esperanza de tranquilidad después de la muerte, y que la mejor actitud que se podía asumir frente a la vida era la de resistir, pacientemente. Él creía apasionadamente que el budismo, como había sido enseñado en sus orígenes, tenía algo mucho mejor que ofrecer: la posibilidad de felicidad y realización en esta vida actual. Según Nichiren, el budismo podía darles a las personas la fuerza para transformar la sociedad humana misma en una tierra ideal y pacífica.

El tratado más importante de Nichiren, el Rissho Ankoku Ron, significa literalmente "Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra". Fue entregado al gobernante de la época en julio de 1260, y es un apasionado clamor por un retorno al propósito original del budismo –asegurar la paz y la felicidad del pueblo. Una función clave de los sacerdotes budistas para ese entonces, era la de orar por la protección de los gobernantes de la nación. En contraste, el enfoque de Nichiren estaba en los ciudadanos comunes.


 
En un sentido, se puede decir que la preocupación de Nichiren era lo que ahora se define como "seguridad humana". Como dijo el presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, en un reciente diálogo sobre este tratado, "Antes, la, ‘seguridad’ se refería sólo a la seguridad nacional. La prioridad, para todos los países del mundo, ha sido proteger la integridad territorial y el Estado. Pero, ¿qué clase de seguridad es si, mientras el Estado recibe protección, la vida y la dignidad de cada ciudadano quedan expuestas y menoscabadas? Actualmente, se está replanteando el concepto de la seguridad, de tal manera que el eje que antes se ponía en el Estado hoy se pone en la población".

Nichiren comienza su tratado describiendo el desorden que veía a su alrededor. "Más de la mitad de la población ha caído víctima de la muerte, y casi no hay un solo habitante que no llore la pérdida de algún ser querido". Su motivación principal era un violento impulso hacia un sentido de empatía por la situación del pueblo. Él había hecho una promesa para conducirse a sí mismo y a los demás hacia la felicidad, y esto significaba luchar para despertar y capacitar a las personas para que desafiaran su propio destino. Su abierta determinación le ganó una reputación controversial que persiste hasta la fecha. "No puedo guardar silencio frente a una crisis que pone en peligro la supervivencia del país", escribió él, "No puedo reprimir mis temores".

En términos de la acción concreta, Nichiren instó a los líderes políticos de la época a no seguir protegiendo a las sectas favorecidas, y pidió debates abiertos sobre los méritos de las diferentes escuelas del budismo. En lo personal, exigió a los líderes "reformar las doctrinas que albergan en su corazón". En términos actuales, esto significa transformarnos a nosotros mismos, y transformar nuestras creencias más profundamente sostenidas acerca de la naturaleza de la vida.


Filosofía de paz

Comentando sobre la naturaleza de esa transformación, el presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, dice, "Lo que cuenta es que la comunidad, en general, funcione plenamente basada en el espíritu de la gran filosofía de paz expuesta en el Sutra del loto, [según la cual todas las personas son budas]. En el nivel social, ‘establecer la enseñanza correcta’ significa establecer como base del funcionamiento social los principios de la dignidad humana y del respeto supremo a la vida".

En la actualidad, muchas personas viven con una sensación de confusión, vacío y desesperación. Se sienten impotentes para lograr cambios ya sea dentro de su propia vida como en la sociedad en general. El idealismo se equipara con la ingenuidad, y el cinismo sirve como cubierta para el fracaso de la esperanza. La falta de respeto por la vida humana alimenta la violencia y la explotación.

La función de cualquier religión o filosofía debe ser darles a las personas el coraje y la esperanza necesarios para transformar sus sufrimientos. Tenemos que desarrollar la fuerza para involucrarnos exitosamente en una lucha contra las fuerzas de la división y la destrucción dentro de nuestra propia vida y en la sociedad. A menos que nuestra capacitación propia y la de los demás sea nuestra meta, no podremos resistir y superar las influencias negativas dentro de nuestra vida y de su entorno.

Para crear una era de paz, una era en que se le dé un supremo valor a la vida, es esencial que tengamos una filosofía que revele la maravilla, la dignidad y el infinito potencial de la vida. Cuando nuestras acciones tienen como base esta creencia y las emprendemos plenos de amor compasivo por los demás, el resultado es una alegría pura que, a su vez, nos motiva a más acciones. Capacitándonos desde nuestro interior, nuestra esfera de misericordia se amplía cada vez más, abarcando no sólo nuestra propia vida, sino también a nuestras familias, nuestras naciones, y la humanidad en general. Desarrollamos la sabiduría y la misericordia para rechazar y resistir todos los actos que dañan y denigran la vida. De esta manera, se pueden asegurar tanto nuestra sensación interior de seguridad como una sociedad pacífica que dé prioridad a la protección de los más vulnerables.


[Cortesía de la revista SGI Quarterly, edición de julio de 2003.]

jueves, 27 de agosto de 2009

El poder de las palabras
Por Daisaku Ikeda


Una conversación sincera de vida a vida puede suavizar y derretir hasta corazones congelados.Tengo recuerdos intensos de encuentros con personas cuyas voces y palabras me han conmovido a través de los años. Uno de ellos que me viene en mente sucedió durante la visita a la región de Guilin de China, una bella tierra montañosa, con neblina y ríos.Caminando, nos encontramos con dos jóvenes muchachas de 15 ó 16 años, vendiendo hierbas medicinales cerca de un río. Ellas llevaban una cesta llena de hierbas e invitaban a los transeúntes con vibrante voz a comprar sus mercancías. "Ni hao (hola)" las llame. "Ni hao" me sonrieron: "Ofrecemos cualquier tipo de medicina. Escojan las que quieran."Sonreí del buen humor de ellas y pregunté: "¿Tiene algo para ponerme más inteligente?" Se quedaron sorprendidas, pero sólo por un instante: "lo siento, acabamos de vender el último."Nuestro grupo estalló en risas a esa ingeniosa respuesta y sentimos calidez como si una suave brisa primaveral nos hubiera rozado. Como dice un proverbio chino: "Aun una simple palabra dicha desde la bondad puede entibiar el corazón en el peor invierno".Recuerdo con cariño que mi esposa y yo terminamos comprando hierbas como recuerdo y a veces me pregunto cómo estarán estas muchachas y sus familias. Creo que el diálogo sincero de vida a vida puede suavizar y derretir hasta los corazones congelados. Hablar con alguien cara a cara puede cambiar la vida de esa persona y la vida de uno mismo.Hoy en día vivimos en medio de un diluvio de información desalmada. Mientras más nos apoyamos en una comunicación unidireccional, como lo es la radio, la TV o la comunicación escrita, más siento la necesidad de insistir en el valor del sonido de la voz humana. La simple, pero preciosa interacción de voz a voz, persona a persona; el intercambio de vida a vida. Admiro a personas como el gobernador Frivaldo de la provincia de Sorsogon. Me dijo que a menudo se encontraba con su gente de igual a igual. Comparado con la facilidad de presentarse con una imagen artificialmente pulida, hacer este ejercicio puede parecer tedioso. Pero a través de sus pacientes esfuerzos, entiendo que el Sr. Frivaldo haya podido ganarse un verdadero respaldo y confianza.En una conversación cara a cara, el oyente puede formular preguntas o estar en desacuerdo con su interlocutor y esto puede provocar en él que a su vez se ponga a reflexionar sobre sus propios puntos de vista. El proceso es dinámico y multifacético, creando goce mutuo y entendimiento.Por mi parte, me encanta hablar con todo tipo de gente de todas partes del mundo. Siempre aprendo algo nuevo y encuentro estimulante estar expuesto a diferentes maneras de pensar. Esta es una forma de nutrirse espiritualmente.Mi experiencia ha sido que no importa cuán fuerte puede ser la incertidumbre inicial o la hostilidad que otra persona pueda sentir hacia uno, si se acerca a ella con completa sinceridad y le dice la verdad, ésta le responderá invariablemente de la misma manera.Recuerdo haber sostenido un diálogo con representantes del Islam. Unos amigos trataron de convencerme que sería muy difícil pero sentí que no podíamos tener tales prejuicios. Nunca se sabe lo que se puede lograr antes de haber probado. Sugerí que el diálogo no tenía porque ser sobre la doctrina religiosa. Podríamos empezar hablando de los problemas que todos tenemos como seres humanos, enfocados hacía la cultura y la educación. También podríamos hablar del deseo de paz, algo compartido por la gente en todo el mundo.Una conversación cara a cara puede parecer muy sencilla, pero en realidad es la más poderosa herramienta que tenemos para generar cambios positivos. Podemos intercambiar ideas en un nivel muy humano y personal con una base de respeto y fe en la bondad esencial del otro.Todos somos iguales y no hay nadie superior o inferior.El escritor francés Montaigne amaba el diálogo y siempre tenía una mente abierta. Él decía: "Ningún planteamiento me sorprende, ninguna creencia me ofende, no importa cuán opuesta pueda ser a la mía." Para él, el diálogo significaba la búsqueda de la verdad, encontrarla y abrazarla sin importar de quien viniera. Como tenemos dos oídos y una sola boca, quizás deberíamos escuchar dos veces más de lo que hablamos. Ciertamente si somos rígidos o prejuiciados nadie se acercará a nosotros con corazón abierto.A veces nuestros intentos para empezar un diálogo pueden ser menospreciados o ignorados. Debemos recordar que el rechazo y las decepciones son inevitables en la vida y seguir intentándolo. Mantener un diálogo requiere de mucha paciencia y perseverancia. Necesitamos desarrollar un fuerte sentido del yo que nos permita ver claramente las emociones de la otra persona y acercarnos con calma pero progresivamente a sus corazones.El obstáculo más grande para un diálogo exitoso es generalmente el excesivo apego al propio punto de vista. Por ejemplo, un desacuerdo entre un padre y su hijo no puede ser solucionado mientras el padre ve las cosas como padre y el hijo como el hijo.Dentro de un diálogo genuino es mejor si podemos ver cualquier tipo de confrontación como otra forma de conectarnos. Si padre e hijo pueden verse a sí mismos compartiendo un fin común, -lograr una familia unida- las cosas pueden cambiar sorpresivamente hacia lo mejor. Mientras más elevado sea el sentimiento que nos une, más podremos abrazar a los que difieren de nosotros y asegurar ese diálogo nos llevará hacia una salida fructíferaTanto si el problema viene de una sola familia o de una escala internacional, si los que están involucrados pueden ver las cosas desde una perspectiva elevada, con un propósito común, los engranajes del diálogo se dirigirán hacia una dirección positiva.Si más gente se dedicara a un diálogo de una manera definitivamente abierta, estoy seguro de que los inevitables conflictos de la vida humana conseguirían una solución más fácilmente. Los prejuicios dejarían camino al entendimiento y la guerra a la paz. El diálogo genuino resultará en la transformación de puntos de vista opuestos, transformando las brechas que separan a la gente en puentes que las unen

Los Diez Estados

Los Diez Estados de la Vida Tristeza, felicidad, ira, avaricia, estupidez, misericordia, ansias de aprender... todas estas palabras representan estados interiores que todos experimentamos.
Muchos preferimos dejarnos manejar por las circunstancias, pero el Budismo nos enseña a tomar parte activa en el control de nuestras vidas.
Los Diez Estados (jikkai) indican diez condiciones en las que una entidad de vida se manifiesta en el curso del tiempo.
El factor primordial en la postulación de los Diez Estados es la sensación subjetiva experimentada por el "yo" en las profundidades de cada vida individual.
1) Infierno (jigoku): en su tratado "El verdadero objeto de veneración", Nichiren Daishonin establece que "la furia es el estado de Infierno". (1) Esta es una condición en la que uno está dominado por el impulso furioso de destruir y de atraer la ruina sobre sí mismo y sobre los demás. Concretamente, este estado representa el sufrimiento y la desesperación más extremos.2) Hambre (gaki): en el mismo tratado se lee: "la codicia es el estado de Hambre". En esta condición, uno está sometido a un insaciable deseo egoísta de riquezas, fama y placer, que jamás puede ser enteramente satisfecho.3) Animalidad (chikusho): también el tratado se refiere a esta condición y dice que "la estupidez es el estado de Animalidad". Cuando está presente, uno se deja llevar por el impulso de los deseos e instintos, pues carece de la sabiduría para controlarse.
4) Ira (shura): "la perversidad es el estado de Ira". Conciente de su propio yo, pero dominado por el egoísmo, uno es incapaz de comprender las cosas como son y menosprecia y agrede la dignidad de los demás.5) Humanidad (nin): "El verdadero objeto de veneración" estipula que "la calma es el estado de Tranquilidad". En este estado, en que uno es capaz de controlar temporariamente sus deseos e impulsos mediante la razón, se puede vivir una vida pacífica, en armonía con el entorno y con otras personas.6) Éxtasis (ten): "la dicha es el estado de Éxtasis". Esta es una condición en la que existen el contento y la alegría por haberse liberado del sufrimiento, y la satisfacción de haber concretado algún deseo.7) Aprendizaje (shomon): los seis estados anteriores, desde Infierno hasta Éxtasis, surgen por el imperio de los impulsos o deseos, pero quedan bajo el absoluto control de las restricciones que les impone el entorno y son extremadamente vulnerables a las diferentes circunstancias. Aprendizaje, por el contrario, es una condición que se experimenta cuando uno lucha por un estado de satisfacción y estabilidad, mediante la reforma y el desarrollo de la propia vida. Concretamente, shomon es la condición en la que uno se dedica a forjar una vida mejor, aprendiendo de las ideas, el conocimiento y las experiencias de sus antecesores y contemporáneos.8) Comprensión Intuitiva (engaku): es una condición similar a la de Aprendizaje, porque en ambas se realiza una lucha por reformarse a uno mismo. (2) Pero lo que los diferencia es que, en el estado de Comprensión Intuitiva, en vez de intentar aprender de lo que lograron los antecesores, uno trata de dominar el proceso de la propia transformación mediante la observación directa de los fenómenos.9) Bodhisattva (bosatsu): es un estado signado por la misericordia, en el que el individuo se dedica a la felicidad de los demás, aunque ello implique sacrificios. Las personas de Aprendizaje y Comprensión Intuitiva tienden a carecer de misericordia y a llegar a extremos en la búsqueda de la propia perfección. Por el contrario, un bodhisattva descubre que el camino hacia ella radica en la acción misericordiosa de salvar a otros del sufrimiento.10) Budeidad (butsu): esta condición se alcanza cuando uno logra la sabiduría de percibir la realidad última de su propia vida y adquiere la infinita misericordia de dirigir constantemente sus acciones hacia objetivos benevolentes; cuando desarrolla un yo eterno y una pureza absoluta en su vida, que nada puede mancillar. La Budeidad es un estado ideal que se puede alcanzar a través de la práctica budista. Empero, puesto que ninguna condición de vida es estática, la Budeidad no debe ser considerada el objetivo final; por el contrario, es algo que uno experimenta en la profundidad de su ser al tiempo que continúa actuando con benevolencia en su vida diaria. En otras palabras, la Budeidad se manifiesta diariamente en la conducta del bodhisattva: buenas acciones y actos misericordiosos. (3)
Nichiren Daishonin es el Buda original que ha estado iluminado eternamente a la verdad última de la Ley Mística, desde el infinito pasado de kuon ganjo (tiempo inmemorial).
Sin embargo, su comportamiento fue el del Bodhisattva Jogyo, adalid de los Bodhisattvas de la Tierra.
En un sentido amplio, todas las personas que practican con fe firme en el Budismo del Daishonin se comportan como los Bodhisattvas de la Tierra, pero son, en realidad, Budas.
La teoría de la POSESIÓN MUTUA de los diez estados explica que, si bien cada persona tiene un estado de vida BÁSICO, también experimenta los otros estados.
Todos los estados tienen un aspecto positivo y otro negativo. Cuando uno eleva su estado de vida mediante la práctica de la Ley tiene la capacidad de tomar el aspecto positivo aún de los estados inferiores (por ejemplo el infierno le permite entender el sufrimiento de los demás, los deseos le permiten avanzar en la vida, los instintos le ayudan a sobrevivir).
Se dice que el hombre sabio (bodhisattva y buda) no se deja abatir por los infortunios ni se deja elevar por sus logros; él sabe que la verdadera felicidad nace desde el interior y es plena sólo cuando también hace felices a otros.
_____________________________________________Notas:¹ Los principales escritos de Nichiren Daishonin, vol. 1, pág. 52.² Los principales escritos de Nichiren Daishonin, vol 1, pág.53.³ Las cuatro características esenciales de la Budeidad están representadas por los cuatro adalides de los Bodhisattvas de la Tierra Jogyo (Conducta Superior), Muhengyo (Prácticas Ilimitadas), Jyogyo (Prácticas Puras) y Anryugyo (Firmemente Establecidas). Es decir, los cuatro bodhisattvas corresponden a las cuatro virtudes verdadero yo, eternidad, pureza y felicidad. Se puede considerar que la virtud de Jogyo simboliza la integridad absoluta e indestructible del yo. El bodhisattva Muhengyo representa el estado de libertad ilimitada por toda la eternidad. Jyogyo indica la pureza absoluta de la vida, en que el mal o la naturaleza egoísta quedan relegados a un estado latente, inexpresado. Anryugyo implica una vida feliz y placentera, de completa plenitud.

http://www.sgich.cl/DiezEstados.htm

Valorizar la diversidad por Daisaku Ikeda


Aquellos que pueden disfrutar las diferencias y descubrir en ellas la belleza más grande y el mayor valor, son expertos en la vida.La vida es diversa, los seres humanos son diversos. Ese es el modo natural en que opera la naturaleza.Durante mi primera visita a los Estados Unidos, presencié un incidente en un parque de la localidad, donde un niño afroamericano se iba corriendo humillado e iracundo, luego de haber sido excluido del juego por sus compañeros blancos. Puede que haya sido un pequeño e insignificante episodio, pero vislumbré que detrás del mismo se ocultaba el oscuro abismo del prejuicio. Este hecho me hizo reflexionar profundamente acerca del problema de la discriminación étnica.Trágicamente, diferencias de cultura, nacionalidad o religión han sido usadas una y otra vez para dividir y clasificar a la gente en categorías, así como para discriminar a ciertos grupos. La historia ha sido testigo de las divisiones entre los miembros de la gran familia humana y de cómo éstos han sido conducidos de un interminable conflicto a otro.Me parece que los Estados Unidos es el país con mayor diversidad cultural en el mundo, y por esa razón tiene el potencial de convertirse en una nación ideal, transformando la energía de culturas diferentes en un esfuerzo compartido de construcción. Los japoneses aún tenemos que aprender y crecer mucho al respecto. Los coreanos y otros asiáticos que viven en Japón todavía sufren terribles discriminaciones y los japoneses en general tenemos muy poco aprecio por el valor de la diversidad.Los encuentros entre diferentes culturas no son siempre amistosos. La realidad de intereses opuestos y hasta de hostilidad debería ser tomada en cuenta. Entonces, ¿qué se puede hacer para promover las relaciones armoniosas?El budismo enseña que debemos buscar la armonía en un nivel más profundo. Debemos lograr un nivel de misericordia suficientemente profundo que nos permita encontrar nuestro humanismo natural y trascender nuestras diferencias con los otros. Esto no es una negación del yo individual, más bien es la fusión del yo con otro, una expansión del yo limitado, el cual está comprimido por nuestro ego, hacia un yo expandido cuya escala es tan ilimitada e irrestricta como el universo.En una ocasión conversé con un hombre afroamericano quien me dijo que siempre había estado obsesionado por sus raíces. Él no lograba deshacerse de la idea de que su gente había sido traída a América como esclavos. Esta idea estaba siempre rondando sus pensamientos. Luego, él continuó diciendo: "Estoy seguro de que la gente blanca abriga pensamientos similares acerca de nosotros. Están renuentes a tratar como sus iguales a descendientes de individuos que alguna vez fueron esclavos. Por esa razón, yo despreciaba a los norteamericanos blancos. Era imposible para mí apreciarlos cuando rememoraba cómo nosotros, nuestros padres, nuestros abuelos y nuestros ancestros hemos sido explotados, maltratados y discriminados por el hombre blanco.""Desde niño, cada vez que era maltratado o sufría discriminación, me sacaban en cara que yo era negro. Llegué hasta el punto de deplorar la sangre que corría por mis propias venas. Cuando conocí la visión budista de las interconexiones de toda vida, eso colocó todo el tema de las diferencias raciales en la perspectiva correcta. Comprendí que había estado atrapado en enfatizar las diferencias en el color de nuestra piel."Tratar de localizar las "raíces" de nuestra identidad en un grupo racial o étnico particular es una ilusión. Es como un espejismo en el desierto. Tal sentido de identidad, lejos de servir como una base común de pertenencia compartida por todos, sólo realza las diferencias entre uno y los otros, y se convierte en una causa fundamental de conflicto y agresión. De hecho, si los miembros de cada grupo se retiran, buscando sólo sus propias raíces y orígenes, la sociedad puede resquebrajarse en mil pedazos, dividiendo un vecino contra otro y ocasionando resultados trágicos.Lo que se necesita hoy en día es una transformación fundamental de nuestro entendimiento de lo que significa ser humano. No debemos someternos a una nacionalidad o a una etnia. No debemos pensar que somos impotentes. No debemos considerarnos esclavos de nuestros genes. Fundamentalmente, tenemos un inmenso e ilimitado potencial. En esencia, cada ser humano es uno con el universo. ¡Cada individuo posee un inmenso poder y un infinito valor!Hay mucha gente que ha sufrido heridas terribles, amargas penas y aflicciones como resultado de la discriminación. Mientras las reformas legales y otras reformas pueden ofrecer algo de protección contra este hecho, esto no será suficiente para proporcionar felicidad a la gente, debido a que la causa fundamental es el prejuicio y la predisposición que está profundamente enraizada en los corazones de la gente. A menos que las personas cambien sus sentimientos, la misma discriminación se continuará manifestando en formas aún más despreciables.Es vital establecer en el corazón de cada persona una nueva y más profunda visión del ser humano, una visión que realce la dignidad inherente y la igualdad de todos los seres humanos. Yo creo que la solución más acertada al problema de la discriminación racial es una Revolución Humana, una reforma interior en las profundidades de la vida de los individuos para transformar el egoísmo que justifica el sometimiento de otros, y reemplaza por una visión llena de misericordia que no ve deferencias entre uno mismo y los otros y se esfuerza por lograr la coexistencia entre toda la gente.La discriminación es absolutamente maligna. Aquellos cuyas mentes están atrapadas en el engaño perjudican la vida de los demás, así como la propia.Una vez un estudiante con una incapacidad física me pidió consejo acerca de cómo enfrentar la discriminación y la intimidación. Mi recomendación fue que él tenía que fortalecerse. Eso también forma parte de la lucha por el reconocimiento del valor de cada individuo único y diferente, la lucha por los derechos humanos.Lograr que nuestros derechos sean reconocidos por otros no se refiere simplemente a lograr que la gente se comporte favorablemente hacia nosotros. Debemos vivir con dignidad y estar orgullosos de nosotros mismos como individuos, sin importar cuál sea nuestra situación. Aquellos que nos ridiculizan o se burlan de nosotros son crueles y están equivocados por ignorar nuestro derecho a ser tratados como seres humanos. Nunca debemos dejar que sus burlas nos alcancen. El desarrollar nuestra propia fortaleza de carácter es una victoria para los derechos humanos.Siempre he creído que debemos reconocer las diferencias y, debido a ellas, esforzarnos más aún para llegar a conocernos y comprendernos los unos a los otros como seres humanos. Aquellos que pueden disfrutar las diferencias y descubrir en ellas la belleza más grande y el mayor valor son expertos en la vida.La Tierra nos nutre a todos. Revitaliza a todo la gente sin distinción. Un vibrante manantial de pura misericordia surge de su suelo, y si podemos encontrar nuestras más profundas raíces en ese manantial que sustente toda la vida, entonces las diferencias superficiales de género y etnia no sólo dejarán de dividirnos, sino que nos enriquecerán a todos.


http://www.sgich.cl/Valorizar_la_diversidad.htm

Para mis amigos

En esta sección encontrará guías del Presidente de la SGI Daisaku Ikeda publicadas en el Periódico japonés Seikyo Shimbun

¡Comencemos a desafiar nuestro desarrollo personal, rompiendo las paredes que nosotros mismos hemos construido en nuestro corazón! Este es el proceso de la revolución humana.


El gosho afirma: "El invierno siempre se convierte en primavera" (*). ¡Desafiándonos cada día con rigurosa fortaleza, creamos causas para una vida victoriosa! ¡Triunfemos y abramos el camino hacia una primavera plagada de felicidad y buena fortuna en nuestros respectivos campos de acción!

http://www.sgich.cl/para-mis-amigos.htm

Josei Toda (1900 - 1958)

Educador, editor y empresario que, como segundo presidente de la Soka Gakkai, reconstruyó la organización budista laica después de la Segunda Guerra Mundial, haciendo de ésta un movimiento popular lleno de dinamismo.

Josei Toda nació el 11 de febrero de 1900. Al llegar a Tokio procedente de la norteña isla de Hokkaido, cuando tenía poco más de veinte años, encontró un empleo como maestro en la escuela en donde Tsunesaburo Makiguchi era el director.

Impresionado por las ideas sobre la educación de Makiguchi, pronto estuvo bajo su tutela. En 1928 siguió a Makiguchi en su decisión de practicar el Budismo de Nichiren Daishonin. En 1930, ambos fundaron la Soka Kyoiku Gakkai, predecesora de la Soka Gakkai.

Cuando Japón entró en la Segunda Guerra Mundial, Toda y Makiguchi fueron arrestados por oponerse a las políticas del gobierno militarista. Durante su confinamiento, Toda se consagró al estudio y la práctica del budismo de Nichiren, llegando a dilucidar profundamente sus principios. Sus esfuerzos lo llevaron a una comprensión esclarecida de que la budeidad es un potencial inherente a toda vida y ahondó su convicción en que toda la gente podía manifestar esta condición de vida iluminada a través de la práctica de las enseñanzas de Nichiren.

Al salir de la prisión cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial, Toda comenzó a reconstruir la derrumbada Soka Kyoiku Gakkai, y le cambió el nombre a Soka Gakkai (Sociedad para la Creación de Valor).

Toda enseñaba que, a través de la práctica budista y de una transformación motivada en el interior del individuo, o "revolución humana", todas las personas podrían cambiar su destino para bien.

Este mensaje tuvo una poderosa resonancia entre mucha gente que sufría de pobreza, enfermedad y otros retos que enfrentaban en el caos de la pos guerra en Japón. Más aún, la inquebrantable confianza de Toda en el poder de la filosofía de Nichiren y su habilidad para traducir los profundos conceptos del Budismo en una guía práctica para la vida diaria, reavivaron la esperanza y el valor de la gente.

Antes de morir, en 1958, Toda había construido una organización de cerca de un millón de miembros y cimentado las bases para la impresionante propagación del budismo de Nichiren en el extranjero.

El legado de paz de Toda es también recordado por su posición intransigente en contra de las armas nucleares, a las que se refirió como absolutamente malignas y dijo también que representaban una amenaza al derecho inalienable de las personas a la vida.

Toda exhortó a los miembros jóvenes de la Soka Gakkai a trabajar por la abolición de las armas nucleares. Su declaración contra las armas nucleares, hecha en 1957, ha sido la inspiración para las actividades de la organización en favor de la paz.


http://www.sgich.cl/toda.htm

Orientaciones del presidente de la SGI Daisaku Ikeda

Desarrollar la sabiduría para gozar una existencia satisfactoria
Tomar conciencia para no sufrir ningún tipo de enfermedad o accidente, sería una de las sabidurías del ser humano para salvaguardarse de tales infortunios, así como para gozar plenamente de la vida. Si uno ora consciente de ello, esa oración se convertirá en un potencial que lo protegerá. La negligencia de hacer caso omiso a los peligros que nos rodean y la falta de consciencia acrecientan las posibilidades para que estos males ocurran. Aquí yace la sutil importancia del ichinen o la determinación que uno toma.
Jamás debemos olvidar que las funciones negativas no afectan a aquellos que luchan y se esfuerzan tenazmente en pos del kosen-rufu, sino que se introducen en la vida de aquellos que toman actitudes indiferentes y critican a los demás.

La oración es un manantial del que emana la victoria
Así se trate de la vida o del Kosen-rufu, la fuente de todos nuestros triunfos es el daimoku. Es nuestra oración vehemente y vigorosa. Al invocar el daimoku podremos abrirnos paso aún en medio de las funciones negativas de los demonios y pese a las perversas artimañas de las personas corruptas y mal intencionadas.
La postura de basarnos en el daimoku como factor primordial en toda circunstancia, es decir orar sinceramente antes de llevar a cabo una acción, representa en sí la suprema sabiduría y la fuente del mayor potencial que podamos extraer de nosotros mismos.

SGI USA

viernes, 3 de julio de 2009

¿Qué es el Budismo de Nichiren Daishonin?

Los miembros de la SGI practican el Budismo enseñado por Nichiren Daishonon, un monje Japonés durante la décimotercera cinturía, y su filosofía está basada en la última enseñanza del primer buda históricamente reconocido, Siddhartha Gautama o Shakyamuni. La última enseñanza expuesta por el Buda shakyamuni es el Sutra del Loto, la cual declara que todos los seres vivientes sin importar de su género o inteligencia, poseen el potencial para el logro de La Iluminación o Budeidad. La Iluminación o Budeidad es 'despertarse a' o percebir la verdadera naturaleza de la vida, captando la profunda realidad de la relación mutua de todas las cosas- la relación inseparable entre el individuo y su entorno y la capacidad que yace en cada ser humano para influenciar a ambos. Esta comprensión lleva al individuo a asumir responsabilidad por su condición o circunstancias y su medio ambiente. Esta responsibilidad está basada en el entendimiento de la simultaniedad de la Ley de la causa y efecto. Cada pensamiento, palabra o hecho tiene simultáneamente un efecto tanto en el individuo como en su ambiente, aún cuando el efecto no se manifiesta inmediatamente.
La meta de los miembros de la SGI es el logro de la Budeidad o Iluminación, estableciendo dicha condición en sus vidas, pueden palpar su creatividad como individuos, y al así hacerlo, crean armoniosas familias, lugares de trabajo y comunidades. A través de este proceso de la "revolución humana" de los individuos, creamos y avanzamos hacía la meta en pos de la paz y prósperidad de todo el mundo.


http://sgi-usa-spanish.org/bofnd.html

SOBRE COMO LOGRAR EL ESTADO DE BUDA

Issho Jobutso Sho

Si desea liberarse de los sufrimientos del nacimiento y de la muerte que ha venido soportando a lo largo de la eternidad y lograr la suprema iluminación en esta existencia, debe despertar a la verdad mística que siempre ha existido dentro de usted. Esta verdad es Myoho-renge-kyo. Por lo tanto, invocar Myoho-renge-kyo le permitirá captar la verdad mística dentro de usted. Myoho-renge-kyo es el rey de los sutras, perfecto en sus principios y en sus palabras. Estas últimas constituyen la realidad de la vida y la realidad de la vida es la Ley Mística (myoho). Se llama la Ley Mística porque explica la relación mutuamente inclusiva de la vida y todos los fenómenos. Por eso es que este sutra es la sabiduría de todos los Budas.
La vida a cada momento abarca el aspecto material y el espiritual, el sujeto y el ambiente de todos los seres conscientes en todas las condiciones de vida, así como los seres inconscientes –desde las plantas, el cielo y la tierra, hasta la partícula más pequeña de polvo. La vida a cada momento impregna el universo y se revela en todos los fenómenos. El que despierta a esta realidad por sí mismo incorpora esta relación. Sin embargo, aunque usted invoque y crea en Myoho-renge-kyo, si piensa que la Ley está fuera de usted, no está abrazando la Ley Mística sino cualquier otra enseñanza inferior. "Enseñanza inferior" quiere decir cualquier otra que no sea este sutra, las cuales constituyen doctrinas provisionales y transitorias. Ninguna enseñanza provisional conduce directamente a la iluminación, y sin un camino directo hacia la iluminación usted no podrá lograr el Estado de Buda, aunque practique existencia tras exitencia por incontables eónes. Lograr entonces el Estado de Buda en esta vida es imposible. Por lo tanto, cuando invoque la Ley Mística y recite el Sutra del Loto, debe tener una profunda convicción de que Myoho-renge-kyo es su propia vida.
Jamás busque fuera de usted mismo ninguna de las enseñanzas de Shakyamuni o de los Budas y bodhisattvas del universo. Su dominio de las enseñanzas budistas no le evitará en absoluto el sufrimiento de un mortal común, a menos que usted perciba la naturaleza de su propia vida. Si busca la iluminación fuera de usted, cualquier disciplina o buena acción no tendrá sentido alguno. Por ejemplo, un hombre pobre no puede ganarse un solo centavo simplemente contando el dinero de su vecino, aunque lo haga día y noche. Es por eso que Miao-lo dice, "A menos que uno perciba la naturaleza de su propia vida, no podrá erradicar su karma negativo". El quiere decir aquí que a menos que uno perciba la naturaleza de su propia vida, su práctica se convertirá en una austeridad dolorosa. Por lo tanto, Miao-lo condena a estos estudiosos del budismo, y los llama "no-budistas". Se refiere al fragmento del Maka Shikan, "aunque ellos estudien el budismo, sus conceptos equivalen a los de personas no-budistas".
Ya sea que usted invoque el nombre del Buda, recita el sutra o tan sólo ofrece flores e incienso, todos sus actos virtuosos sembrarán beneficios y buena fortuna en su vida. Con esta convicción ponga en práctica la fe. Por ejemplo, el Sutra Jomyo dice que la iluminación del Buda se encontrará en la vida humana, así pues enseñando que los mortales comunes pueden lograr el Estado de Buda y los sufrimientos del nacimiento y de la muerte pueden transformarse en el nirvana. Además, sostiene que, si el corazón de las personas es impuro, la tierra en que viven también es impura, pero que, si el corazón de las personas es puro, su tierra también lo será. No existen dos tierras que sean una pura y otra impura en sí mismas. La única diferencia yace en el bien o el mal de nuestro corazón.
Lo mismo sucede en el caso de un Buda y un hombre común: No se trata de dos entidades separadas. Uno se llama "mortal común" mientras duda que el Estado de Buda y su propia vida son una misma cosa; pero una vez que percibe esta realidad, puede llamarse "Buda". Hasta un espejo empañado brilla como una gema si se pule. Una mente nublada por las ilusiones que se originan en la oscuridad fundamental de la vida es como un espejo empañado, pero cuando se la pule se verá clara, reflejando la iluminación de la verdad inmutable. Despierte profunda fe y pula su espejo día y noche. ¿Cómo hacerlo? Sólo invocando Nam-Myoho-renge-kyo, pues la invocación es, en sí, el acto de pulir.
Entonces, ¿qué significa myo? Es simplemente la naturaleza mística de nuestra vida a cada momento, que el corazón es incapaz de captar y que las palabras no pueden expresar. Cuando uno contempla su propia mente en cualquier momento, no percibe ni color ni forma para verificar que existe. Sin embargo, tampoco puede decir que no existe, pues todo el tiempo diversos pensamientos ocurren en su mente. La vida es ciertamente una realidad ilusiva que trasciende las palabras y los conceptos de existencia y no-existencia. No es existencia y tampoco es no-existencia, sin embargo, exhibe las cualidades de ambas. Es la entidad mística que es la realidad de todas las cosas. Myo es el nombre que se le da a la naturaleza mística y ho a sus manifestaciones.

Para referirse a lo místico de esta enseñanza, se utliliza un ejemplo concreto, el de la flor de loto que se denomina Renge. Cuando perciba que su propia vida es la Ley Mística, podrá comprender que ocurre lo mismo con la vida de los demás. Esa comprensión es el kyo o sutra místico. Es el rey de todos los sutras, el camino directo a la iluminación puesto que explica que la entidad de nuestra vida --de la cual surgen tanto el bien como el mal—es, en efecto la entidad de la Ley Mística.
Si usted tiene profunda fe en esta verdad e invoca Myoho-renge-kyo, sin falta logrará el Estado de Buda en esta existencia. Por esa razón el Sutra dice, "Después de mi muerte, debe abrazar este sutra. Quienes lo hagan viajarán el camino directo hacia el Estado de Buda". Jamás dude en lo más mínimo; mantenga su fe y logre la iluminación en esta vida. Nam-Myoho-renge-kyo, Nam-Myoho-renge-kyo.

Respetuosamente,
Nichiren
(The Major Writings of Nichiren Daishonin, vol 1, págs.3-5) (Gosho Zenshu, pág.383)

http://sgi-usa-spanish.org/logrobud.html

lunes, 11 de mayo de 2009

Si bien cada uno de nosotros es diferente, hay un rasgo que todos compartimos por igual: nuestro infinito potencial.
Cada uno de ustedes tiene la capacidad inherente de hacer cualquier cosa si concentran todas sus energias en ello.
Cuando hablamos de un buda, de alguien que manifiesta la budeidad, estamos hablando de un ser humano que ha desarrollado su individualidad de la manera mas excelsa que se pueda concebir, de alguien que ha logrado una realizacion personal que le permite expresar su potencial de manera absoluta, estamos hablando de una persona que ha hecho su revolucion humana.
Daisaku Ikeda

viernes, 1 de mayo de 2009


El amor es tan único como la persona que lo está experimentando, es un reflejo de la propia vida.
A la luz del Budismo, el amor es lo que nosotras somos, es lo que nosotras escojamos que sea.

miércoles, 11 de febrero de 2009

"Oro al Gohonzon para que mi vida sienta desde su esencia qué es lo que necesita y qué es lo que la daña, para quitarle lo que la daña y darle lo que necesita.
Si yo siento que no puedo, debo orar para sentir que puedo.
Tengo que cambiar todo lo que siento. Si lo que siento es negativo, manifiesto negativo.
Tengo que orar para s e n t i r positivo y m a n i f e s t a r positivo .
No puedo orar con duda. Tengo que orar creyendo que voy a lograr aquello por lo que estoy orando."
Daisaku Ikeda.

domingo, 25 de enero de 2009

El Presidente Daisaku Ikeda nos alienta:

“ Una cosa es cierta : El poder de nuestra creencia,el poder del pensamiento puede mover la realidad en la dirección de lo que nosotros creemos y concebimos de ella. Si Ud. realmente cree que puede hacer algo, entonces usted puede.Esto es un hecho real. Cuando usted puede predecir un resultado victorioso, lo graba en su corazón y está firmemente convencido de que lo obtendrá, entonces su cerebro comienza a trabajar y esforzarse para concretar la imagen mental que Ud. mismo ha ideado. Luego a través de sus incesantes esfuerzos, la victoria es una realidad”

La historia de un gran arbol

El Bambu

El bambu durante sus siete primeros años (si siete años) crece hacia abajo, haciendo expandir sus raices hasta lo mas profundo Por que? Porque es sabia y se esta preparando. Se esta preparando para despues ser capaz de alcanzar el mayor de los exitos y ser la planta mas fuerte y con el crecimiento mas rapido que existe en todo el reino vegetal.

Para ser fuerte y no dejarse influenciar por nada hay que prepararse mucho y el bambu lo consigue gracias a siete años de profundizar sus raices.

http://budismoperu.blogspot.com/2008/03/la-historia-de-un-gran-arbol.html

No tiene sentido el culpar a los demás o a nuestro ambiente por nuestros sufrimientos. El cambio empieza desdeel mismo momento en que uno reúne las fuerzas para actuar. Cuándo uno cambia, el ambiente cambiará. El poder de cambiar el mundo se encuentra solamente adentro de nuestras propias vidas.


Daisaku Ikeda

viernes, 12 de diciembre de 2008

Itai Doshin

Unión de personas con una causa común. 'Itai' (literalmente, 'cuerpos diferentes') apunta a la necesidad de que existan muchas personalidades y capacidades diferentes para lograr un propósito determinado. 'Doshin' (un mismo propósito) indica la importancia de unirse con el mismo espíritu o de sostener un ideal común para tener éxito. En el Budismo de Nichiren Daishonin, 'itai doshin' significa: que las personas avanzan juntas para alcanzar su meta común, el kosen-rufu, con el mismo espíritu que Nichiren Daishonin, y al mismo tiempo, respetan la individualidad, situación y personalidad de los demás, mientras despliegan al máximo sus propias cualidades únicas. ("Los Principales escritos de Nichiren Daishonin" - Glosario Vol. I y II 1995-1998 SGIAR)

La oracion

“Hay algo innegable: el poder de creer, el poder del pensamiento, mueven la realidad en la dirección de lo que creemos y hemos concebido. Si Ud. realmente cree que puede hacer algo, en verdad puede. Esto es un hecho. Cuando Ud. puede visualizar claramente un resultado victorioso, lo graba en su corazón y está firmemente convencido de obtenerlo, su cerebro hará todo el esfuerzo para llevar a cabo la imagen mental de Ud. ha creado. Y entonces, a través de los esfuerzos incesantes, esa victoria se hará finalmente una realidad”

Daisaku Ikeda

viernes, 5 de diciembre de 2008

El Karma

“Si quieres comprender las causas que existieron en el pasado, mira los resultados que se manifiestan en el presente. Y si quieres conocer los resultados que se manifestarán en el futuro, mira las causas que existen en el presente”
Nichiren Daishonin



Aunque sientas cansancio,
Aunque el triunfo te abandone,
Aunque un error te lastime,
Aunque una ilusión se apague,
Aunque el dolor queme tus ojos,
Aunque ignoren tus esfuerzos,
Aunque la ingratitud sea la paga,
Aunque la incomprensión corte tu risa,
Aunque todo parezca nada…
¡Vuelve a empezar!


Daisaku Ikeda